La crisis sanitaria desatada en el mundo a causa de la COVID-19, cuando transcurría el tercer mes del año 2020, también afectó a Isla de la Juventud, la segunda en importancia del archipiélago cubano, donde la aplicación de la ciencia acortó las riendas al galopante paso del nuevo coronavirus.
El doctor Israel Velázquez Batista, director sectorial de Salud Pública, ponderó la labor de expertos de diferentes ramas del saber que aportó a la toma de decisiones del Consejo de Defensa Municipal en el control de la situación, cuya fase epidémica se manifestó abruptamente en abril con 42 casos de ellos un fallecido.
Si en mayo se controló la transmisión fue gracias a que no perdimos la ventaja de la oportunidad frente al virus SARS Cov-2 -causante de la enfermedad-, organizamos los flujos de trabajo en todas las instalaciones sanitarias, extremamos la observancia de las normas de bioseguridad y maximizamos la calidad de los servicios médicos, refirió.
Subrayó que igualmente importante fue el desempeño de los estudiantes de medicina y estomatología, la Atención Primaria de Salud y activistas de las organizaciones de masas en el incremento de la pesquisa activa, aislamiento y tratamiento oportuno de los enfermos, la desinfección y otras medidas higiénicas.
Extremar la vigilancia en frontera, cambiar las normas de conducta y las rutinas con apego a los protocolos de bioseguridad permitió a los pineros vivir 215 días o sea siete meses y cinco días sin nuevos casos positivos confirmados a la COVID-19, hasta el momento del rebrote de la enfermedad, comentó el galeno.
Precisó que aunque no hay una tendencia al contagio y sí al control de la enfermedad, el territorio acumula en esta etapa siete casos positivos importados y nueve autóctonos, por tanto, la tasa de incidencia es baja: 2,39 por cada 100 mil habitantes en un municipio con poco más de 83 mil residentes.
A diferencia de la conducta del virus en el resto del país, en este territorio el 78 por ciento de los casos positivos al nuevo coronavirus en la fase epidémica fueron asintomáticos, de los 42 atendidos en el hospital Héroes del Baire, 30 transcurrieron el período de la enfermedad sin síntomas, recordó la autoridad sanitaria.
Acotó que en el actual contexto epidemiológico se mantienen las medidas de vigilancia en frontera, insistió en la importancia de que las personas sean transparentes en la información que ofrecen y cumplan disciplinadamente el período de aislamiento en casa tras arribar al territorio para evitar la propagación del virus.
Frenar la transmisión del nuevo coronavirus posibilitó a los locales pasar a la nueva normalidad y con ello abrir las puertas de 80 centros educacionales para recibir en sus aulas a más de 13 mil alumnos el primero de septiembre cuando se reinició el curso escolar en Cuba.
La persistencia de la COVID-19 en el país impuso exigencias diferentes que precisaron de un esfuerzo y responsabilidad superiores, tanto por los trabajadores como de las familias para asegurar la salud de todos, en un contexto sanitario adverso, donde la vigilancia epidemiológica es la principal “carta de triunfo”.
Otros momentos significativos para Isla de la Juventud fueron los meses de agosto y octubre, los cuales dejaron abundantes precipitaciones, asociadas a organismos tropicales típicos de la temporada ciclónica, que si bien beneficiaron los acumulados de agua embalsada, afectaron los servicios de telecomunicaciones y eléctricos, así como plantaciones y semillas alistadas para enfrentar la campaña de frío.
En la producción de alimentos, altos dirigentes del Partido Comunista de Cuba, Gobierno y del Estado instaron a las autoridades locales a estimular actitudes proactivas a favor del autoabastecimiento municipal, sustentadas en la Estrategia Económico-Social para impulsar la economía y enfrentar la crisis mundial provocada por la COVID-19.
La necesidad de generalizar buenas prácticas en la rama agropecuaria -alternativas viables por ser soluciones endógenas- frente a la imposibilidad de importar insumos agrícolas a causa del recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU. a Cuba, reta la capacidad de los pineros en 2021.