Nueva Gerona, Esta ciudad cubana se encuentra en la Isla de la Juventud, antiguamente llamada Isla de Pinos. Su origen se remonta al siglo XIX, cuando el rey español Fernando VII decidió colonizar y fortificar la ínsula para evitar que cayera en manos de otras potencias o de los movimientos independentistas latinoamericanos.
Para ello, contó con el apoyo del capitán Francisco Dionisio Vives, que presidió una reunión en La Habana en 1826, donde se acordó el Acta de Colonización de la villa de la Colonia Reina Amalia, en honor a la esposa del monarca.
En un lugar estratégico rodeado de sierras, que facilitaban la defensa y el control de la isla nació Nueva Gerona. La plaza Isabel II —actualmente General Lacret— fue el centro de la ciudad, donde se ubicaron las principales instituciones y edificios públicos, como la Comandancia, la Caja de la Real Hacienda, la Iglesia Católica, la galera de presidio, el Protectorado, el fortín y el hospital.
También se construyeron las casas de los colonos más destacados, dedicados principalmente a la agricultura y la ganadería.
El enclave serviría como presidio para los reos políticos y comunes sometidos a duras condiciones de vida y trabajo.
La actual arquitectura de la ciudad es expresión de su evolución histórica y cultural. Al principio, se usaron materiales como la madera y el guano de palma cana, abundantes y baratos en la isla. Sin embargo, en 1828 cuando se descubrió el barro fuerte, un tipo de arcilla que permitío fabricar ladrillos y tejas de gran calidad y resistencia, se desarrolló la industria de la cerámica roja, que dio lugar a edificios más sólidos y elegantes, con columnas enladrilladas y techos de tejas.
Precisamente, las columnas son el elemento arquitectónico más distintivo y perdurable de la ciudad, repetido en diferentes tipos de construcciones de madera y mampostería.
A sus 193 años de existencia Nueva Gerona conserva su valor histórico y patrimonial, aunque con el paso de los años ha dado paso a otros barrios.
Esta ciudad, cuya fecha fundacional coincide con la del deceso de Simón Bolívar —el Libertador de América— continua siendo el centro político, administrativo y cultural de Isla de la Juventud, territorio con más de 80 mil habitantes.