Aquí en este antiguo penal estuvieron recluidos, antes de su partida para el exilio en México, los jóvenes revolucionarios que asaltaron el Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, entre los que se encontraba el líder del movimiento revolucionario, Fidel Castro.
Se encuentra ubicado en el poblado Juan Delio Chacón, a 4 km al este de Nueva Gerona, capital de Isla de la Juventud (Cuba), a 4 km al oeste de la playa Bibijagua.
En octubre de 1925 se nombró Jefe de la obra al señor 
Marcos Perera y su auxiliar Ricardo López, los cuales llegan a la Isla el 17 del mismo mes. Se les facilitaron 6 presos de la cárcel de Nueva Gerona, más los custodios necesarios. Con ellos comenzó el traslado de materiales. El día 28 de octubre de 1925 traen desde La Habana a un grupo de 50 reclusos, 25 soldados y un teniente; así fue aumentando la fuerza de trabajo presidial desde diferentes cárceles del país; también se utilizó mano de obra civil calificada y la firma de la American Stell Co.
El 1 de febrero de 
1926 el presidente Gerardo Machado dejó inaugurado el inicio constructivo en acto oficial y simbólico al firmar el acta de colocación de la primera piedra. A inicios de 1932 quedó paralizada la construcción por falta de crédito.
Se construyó para recluir presos comunes desde 6 meses hasta largos años de condena (solo para hombres). Según el dictador 
Gerardo Machado, para "sanear" la sociedad cubana de delincuencia. Aquí se fusionaron las 24 cárceles existentes en Cuba con apariencias de modernidad.
La elección de Isla de Pinos para contruir el Presidio Modelo fue del propio presidente 
Gerardo Machado; aunque el político pinero Cecilio Soto Llorca reclamó para él ese "privilegio".
Rogelio Zayas-Bazán, Ministro de Gobernación, en carta a Machado le expresa: «No solo se inspiró usted en la excelente situación de aquellas tierras sino en el deseo de darle color a ese rincón del territorio cubano...fue un acierto suyo esa elección de los terrenos de Isla de Pinos y de esta manera se contribuye al florecimiento de aquella isla».
Lo anterior no es más que una burla y ofensa al pueblo cubano, un supremo acto de guataquería al presidente y una violación de los acuerdos del Congreso Internacional de Penitenciaría que desde inicios de siglo prohibía la construcción de cárceles en islas, por considerar que el penado cumpliría doble castigo: la sanción por el delito más el destierro.
Se adquirió mediante la expropiación forzosa y tierras del Estado (lotes 91, 92, 93, 99, 100 y 111, en el año 1925). (77, 81, 82, 86, 87, y 104 en el año 
1927). Estas tierras comprendieron 99.5 caballerías.
Téngase en cuenta que el Presidio Modelo no comprendía solamente la parte arquitectónica actual, hoy Monumento Nacional, sino un área de 162.5 caballerías, gran parte dedicada al cultivo y a la cría de animales.
Donde hoy está ubicado el Monumento Nacional era el lote Nº 103 conocido como Finca La Carlota (expropiada forzosamente), cuyas propietarias eran 
Juana Crisótamo Hernández Bacallao y María Isabel Blanco Hernández. Esta expropiación quedó registrada en el Juzgado de Primera Instancia del Partido Judicial de Isla de Pinos, causa Nº 57 de Octubre de 1925, Registro de la Propiedad Folio 227, Tomo 95. Se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de La Habana, año XXV, edicto 242. La Habana, viernes 23 octubre de 1925; amparado en el Decreto n.º 595 del 22 de mayo de 1907.

Las Cuevas de Punta del Este, ubicadas en la Isla de la Juventud, Cuba; forman un conjunto que es muy conocido por las pinturas rupestres que se han encontrado en sus paredes, dejadas allí por los aborígenes en tiempos pre-colombinos
Punta del Este se encuentra ubicado en el extremo Sur oriental de la Isla de la Juventud, posee 33 kilómetros cuadrados de extensión, donde existe una rica biodiversidad, en la que destacan la exuberante vegetación y diversa fauna terrestre y marina.

Desde el punto de vista patrimonial el Sitio adquiere renombre por la presencia de un sistema cavernario de cuatro cuevas, donde se encuentra la No. 1 en la que se observan 213 pictografías, que representan la casi tercera parte de las halladas en todo el país, motivo que provocó al sabio cubano Fernando Ortiz llamarla “LA CAPILLA SIXTINA DEL ARTE RUPESTRE CARIBEÑO”. Hoy Monumento Nacional declarado desde 1979 por la Comisión Nacional de Monumentos.Las cuevas han pasado por varios trabajos de restauración que incluyeron nuevas excavaciones, el lavado de las paredes y techos, la toma de fotografías de todo el proceso, la restauración de los pisos y demás.

Embarcación que pasó a la historia por ser utilizada en el traslado de los jóvenes de la Generación del Centenario desde Isla de Pinos a Batabanó para de ahí ir hacia La Habana en tren , luego de 19 meses de estar encarcelados en el Presidio Modelo.
Comienza en el año 1901 en los astilleros de FiladelfiaEstados Unidos, cuando se decidió construir una nave de guerra con casco de acero. Cuando apenas llega a alcanzar su primer cuarto de siglo sufre un incendio y sus dueños deciden convertirla en un buque de pasajeros y carga. Sus dimensiones son de 51 m de eslora, manga de 9 m, con un puntal de 2.25 m lo que en su totalidad reportaba 497 tonelas y su valor, en aquel entonces era de 150 000 pesos y llegó a tener 25 camarotes con literas dobles.
La Compañía de vapores Isla de Pinos (The Isle of Pines Steamship. Co) aprueba la compra y lo traslada a esa ínsula para utilizarlo en la ruta Nueva Gerona-Batabanó. Fue en el mes de noviembre de 1926, cuando llegó al Río Las Casas la primera embarcación utilizada en el territorio con motores de petróleo. En el Libro de Buques del Registro Mercantil de Isla de Pinos, en la hoja 12, folio 94, como primera inscripción de 1927, aparece asentada esta nave con la denominación de Pinero.
A la llegada del Pinero a Isla de Pinos, la construcción del Presidio Modelo se encontraba a un año de su momento más importante, con más de 250 reclusos laborando todas las horas del día, así como decenas de trabajadores y técnicos civiles. La entrada de materiales de la construcción y hombres, era constante, y la nave participó en el traslado de los mismos. También tuvo la tarea de trasladar hacia el penal y de éste a Batabanó a muchos de los presos políticos que el dictador Gerardo Machado les asignaba como cárcel. El Pinero se convirtió en la principal vía de comunicación entre la Isla de Pinos y el resto del país a través del puerto de Batabanó. La llegada o salida del Pinero del muelle de Nueva Gerona constituyó un momento de recreación, encuentro entre amigos y familiares, todo un acontecimiento cultural.
A partir de la llegada de los sancionados en los Asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, sus familiares y amigos comenzaron a utilizarlo como el transporte ideal para trasladarse hasta Nueva Gerona. La presencia obligada de esta embarcación, no sólo en la historia pinera, sino en la de toda Cuba, fue cuando el 15 de mayo de 1955, a las 9.00 de la noche (una hora después de la acostumbrada) zarpó rumbo a la Habana, llevando sobre sí los Jóvenes del Centenario una vez alcanzado el triunfo de la amnistía política, luego de permanecer 19 meses encerrados. Importantes acontecimientos sucedieron durante la travesía como fueron el reencuentro de Fidel con sus compañeros de lucha, después de 15 meses aislado y la distribución de las actividades que a cada uno le correspondía para continuar la lucha; también fue en esta travesía donde se aprueba, por parte de estos revolucionarios, el nombre de 26 de Julio al nuevo movimiento que continuaría la lucha por la independencia total.

El joven José Martí pasó 65 días en esta estancia, recuperándose después de haber estado en presidio. La  finca pertenecía a José María Sardá.
El 26 de octubre de 1868 el catalán José María Sardá adquiere en Isla de Pinos una finca de doce caballerías de tierra por valor de 24 mil escudos de plata, poseía magníficas condiciones naturales y buena posición geográfica. Sardá había creado un sistema de alcantarillas y acueductos que mediante la fuerza de gravedad hacía bajar el agua del manantial. Las tierras contaban además con sembraríos de maíz, algodón, algo de tabaco y café, arroz por el lomerío aunque el mejor negocio eran las ricas canteras de mármol rosado, un horno de cal y una fábrica de almidón, de ladrillos y tejas. Contaba la finca con 50 esclavos y una veintena de presos políticos y deportados. Sardá había comprado esta finca por cuidar la salud de su hijo que era asmático y este clima le sentaría. Ubicada en Sierra Las Casas, a un kilómetro y medio de Nueva Gerona, capital de la entonces Colonia Reina Amalia, y le da por nombre "El Abra", no se sabe bien si aludiendo a la posición geográfica afín o a la palabra que en su idioma natal significa árbol es decir, Arbra.En el hermoso lugar con tan significativo nombre construye Sardá su casa familiar formada por tres cuerpos arquitectónicos independientes que recuerdan los rasgos de las grandes haciendas catalanas llamadas Macías.La familia Sardá Valdés se traslada definitivamente a ella en 1869. Este hombre de negocios constructivos, Maestro de Obras graduado en la Escuela Profesional de La Habana en 1865 ejecuta contratos con el gobierno español en varias obras de la capital, entre ellas la Plaza del Polvorín, La Plaza Vieja, La cerca de la Quinta de los Molinos, entre otras.
Con solo 17 años José Julián Martí Pérez, se encuentra entre el grupo de los que desde el amanenecer al ocaso laboran sin descanso cumpliendo sus respectivas condenas. En estas circunstancias lo conoce José María Sardá. El deplorable estado de salud del joven lleva al encuentro del catalán, al padre de Martí, quien le pide ayuda a nombre de la amistad que existe entre ellos, desde los días en que Mariano Martí fungía como inspector de buques en el puerto de Batabanó. Apelación dramática que encontró eco en el corazón del propietario que lo lleva a interceder por él ante las autoridades.Las gestiones de Sardá ante el Capitán General en persona dan lugar a la conmutación de la pena de seis años de presidio por la de confinado político a Isla de Pinos y posteriormente el destierro a España. Bajo su responsabilidad toma el benefactor al joven y lo lleva a su casa de la finca; donde permanece 65 días hasta que se ultiman los trámites para la deportación a la península, período que se inicia el 13 de octubre y culmina el 18 de diciembre de 1870.
Cuidados amorosos como los que se prodigan a un hijo, le brindó Trinidad Valdés Amador, esposa de Sardá, atención que le ayuda a recuperar parte de su salud y enciende en su corazón el más puro agradecimiento para ella, lo cual testimonian varios presentes y palabras: una carta, un crucifijo enviado desde España y la dedicatoria de una fotografía. "Trina, solo siento haberla conocido a usted por la tristeza de tener que separarme tan pronto". Y en El Abra, dejó para siempre sus huellas; en los cinco niños que le vieron, Rosa, Juan, Catalina, José Regino, Domingo, en la bondadosa Doña cubana que, en los tres que le nacieron después, Carmela, José Elías y Conchita, sembró la breve y conmovedora historia de aquel joven en su casa a quien dio vida para la de Cuba, un sitio con nombre geográfico o catalán donde hoy se mantienen vivos los recuerdos y vivos los descendientes de aquellos protagonistas que preservaron para las presentes y futuras generaciones el bello paraje donde vivió José Martí.
El Museo abrío sus puertas el 28 de enero de 1944 , la colección estaba formada por el mobiliario de la casa, donado por los descendientes de la familia Sardá, constituida por la cama, el armario para la ropa, una lamparita de aceite, un pilón de madera y una cerradura con su llave, a los que se unieron los dos cuadros al óleo de Martí y Sardá, pintados por Enrique Caravia y Domingo Ravenet.

Esta construcción arquitectónica es única de su tipo en el país, llamada “Las Masías”. Es un inmueble de una cultura constructiva catalana que está formada por tres elementos: una cocina-comedor en el centro y en ambos lados dos bloques de habitaciones, posee dos tipos de cubierta, una de viguetas de madera con tejas criollas y una segunda con cubierta de guano, además una cochera y un granero para almacenar los granos en tiempo de escasez. Todavía quedan vestigios de lo que fueran los barracones de los
esclavos negros de Sardá, un pequeño horno de cal y el pedestal en el patio que funciona como reloj de sol.
Posterior a la inauguración, en 1945, la colección se amplía con una sustancial donación efectuada también por la familia que se deciden a entregar los objetos más valiosos.
Donaron mediante una acta notarial la sábana de la cama, los libros de Historia Sagrada sobre el antiguo y Nuevo Testamentos de la Biblia, que fueron lecturas recurrentes del Apóstol en sus días de reposo en El Abra y que conservan en sus márgenes la firma de José María Sardá, así como el crucifijo de madera y bronce que José Martí le envió de España a Doña Trinidad, en expresión de su agradecimiento por los cuidados que le brindó a sus ojos enfermos y a su pierna llagada y sangrante, otros elementos de apoyo grabados, dibujos al creyón representando momentos importantes en la vida de José Martí, así como didácticos mediante tarjas en mármol completaban la exposición. Esta exposición introducía un guía del museo que era parte integrante a su vez de las reliquias históricas.
Este museo atesora un libro de firmas donde refleja el paso de los cubanos que llevan en su corazón las ideas del maestro, ejemplo: Fidel Castro Ruz, Camilo Cienfuegos, Ernesto Guevara de la Serna, Antonio Núñez Jiménez,
Alicia Alonso y una sobrina del apóstol.