Plantas carnívoras -rodeadas de atributos fantasiosos debido a su carácter depredador- crecen sobre la blanca sabana de la Reserva Ecológica Los Indios, localizada en el centro occidental del municipio especial de Isla de la Juventud.
De las más de 600 especies diferentes distribuidas en el planeta repartidas en 14 géneros botánicos, en Cuba se reportan dos familias: la Droseraceae (Drosera) y la Lentibulariaceae (Genlisea, Pinguicola, Utricularia), ambas representadas en esta área protegida calificada como una de las 77 de importancia para el país.
Mientras desandamos la zona -rica en diversidad biológica y caracterizada por sus valores endémicos-, el obrero de conservación Jesús Silva comenta a la Agencia Cubana de Noticias que estas plantas realmente insectívoras tienen una apariencia muy atractiva con el fin de llamar la atención y atrapar con facilidad a sus presas.
La Drosera es una especie común de las sabanas con suelos arenosos infértiles y se reporta su existencia en zonas de África, Europa, Australia, el Sur de Estados Unidos, México, Belice, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Colombia, las Guayanas, Brasil y en la región de las Antillas.
Conocida por los nombres vulgares Drósera o Atrapamoscas presenta hojas en roseta con forma lineal y están cubiertas de pelos rojizos viscosos que parecen tener una gota de rocío en la punta.
La Drosera capillaris rosada o spade de hojas segrega un líquido pegajoso, gracias al cual los insectos quedan atrapados y la planta los descompone con sus enzimas digestivas, dice Silva, mientras muestra la abundante presencia de la Pinguícula, otra de las especies de estos controladores biológicos naturales.
Precisa que esta pequeña planta carnívora, denominada Pinguicola filifolia, constituye una especie homófila tropical (con clones de flores blancas y violetas) que utiliza sus hojas pegajosas y glandulares para atraer, atrapar y digerir insectos, con la finalidad de complementar la pobre nutrición mineral obtenida del suelo.
En Cuba esta filifolia crece en las sabanas de arena blanca del occidente, en Candelaria, San Luis y Laguna de la Maquina (Pinar del Río), en tanto en Isla de la Juventud abundan en el área protegida de recursos manejados La Cañada, el poblado La Demajagua, río Cristal y la Reserva Ecológica Los Indios.
Solo fue imposible apreciar la Utricularia, porque esta diminuta planta acuática solo se hace visible en el período húmedo.
El archipiélago cubano posee una singular flora, con un estimado de siete mil a siete mil 500 especies, que lo ubica como el territorio insular más rico en plantas en el planeta y el primero en número de especies por kilómetro cuadrado.
Asimismo, la flora cubana posee alrededor de 53 por ciento de especies exclusivas del país, valor que la posiciona entre las siete islas con mayor porcentaje de endemismo en el orbe.